Ayer estuve de celebración por todo lo alto. Acompañada de gente a la que quiero mucho-mucho-mucho y que resulta que también me quiere a mi una barbaridá. Estoy más contenta que unas castañuelas, porque tantas atenciones y tantas buenas palabras me han dejado más fortalecida que Sansón y con más moral que el Alcoyano. Hala!
Monté una cena de las que hay que montar en cada cumpleaños, o al menos en los de fechas redondas. Por supuesto aproveché todas las ideas que he ido colocando aquí para agasajar a mis invitados como las “chuches” en tazas, los snacks en cucuruchos y los sandwiches con papel y cuerdas. También preparé ricos mojitos con limón natural y coloqué recipientes de cristal por doquier. Por supuesto todo en un ambiente muy vintage como es el patio y los muebles de mi súper-abuela Cata. Como el sol estaba cayendo y sólo tenía el teléfono a mano, las fotos son lamentables : ( Me comprometo a enseñaros mi decoración de fiestas y mis regalos personalizados en cuanto me quite la oxidación con el campo fotográfico!