Sinceramente? Hasta yo, que tengo tienda y he diseñado novedades para San Valentín, estoy hasta el moño del santo… Qué pesadilla, mi madre!
Nos lo llenan todo de corazones, de rojo y de “te quiero(s)”. Y no señores, esto último no. Que me enfada soberanamente. Esas dos palabras, junticas, no deberían usarse gratuitamente.
Así que estos días he andado pensando en todos los “haters” de San Valentín que no “apoyan el sistema consumista comprando regalos para demostrar amor” y también en aquellos, que por muy románticos y seguidores del día de San Valentín que sean, tienen los euros justos para pasar cualquier día y no los salva, precisamente, ningún santo.