noviembre 2014 archive

Siempre es un buen momento para la sinceridad.

Este sábado tuvo lugar un eventazo de los que dejan huella. Sobre todo dentro de una misma. Emprende Extremadura era la cita de las que os hablé con tantas ganas. Pues bien, resulta que aquí servidora tenía que colocarse delante del público y contar su experiencia en el emprendimiento. Era la sorpresa para los asistentes. Aunque más que una sorpresa, conmigo se llevaron un flan! Ay qué nervios… No recordaba lo que se sentía!

Pero ahora, con la tranquilidad de estar a solas delante de la pantalla, quiero repetir esa oportunidad que me brindó Extremde y dejar por escrito la charla. Sobre todo los sentimientos. Para que podáis volver aquí una y otra vez. A buscar la reafirmación en el “no estoy solo”. A buscaros a vosotros mismos muy adentro.

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Ático: miles de euros. Decoración: cientos de euros. Imaginar que es tuyo: no tiene precio.

Estoy metida (metidísima) en nuevos proyectos que, unidos a la producción de los próximos productos PIPOL-art me dejan poco hueco para blog, redes y todo lo que sea social. Con lo que yo soy! Oh, esto es un infierno! (No, no lo es. De hecho me ha gustado descubrir que puedo atender varias cosas a la vez y pasar días completos dentro de casa).

Estos nuevos proyectos son dos pequeñísimas empresitas que hace mucho que presionaban dentro de mí y a las que ahora quiero dar forma (normal que con este berenjenal, tuviera tantas ganas de hablar de emprendimiento y felicidad). Una es en soledad y otra con mi darling. Así que la euforia, los nervios, las dudas y los tormentos me sacuden el cuerpo como si fuese el trapo del polvo.

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Un evento para pensar, recapacitar y hacerse feliz: Emprende Extremadura

Llevo detrás de este post desde el lunes. Qué digo desde el lunes! Desde el sábado, que fue cuando conocí de primera mano todo el tinglao de voz de la propia organización.

Pero gracias a las sabias palabras de una gran amiga-virtual que os compartí en Facebook, me paré, respiré hondo y me dije “mira, Isa, todos saben que eres más dispersa que el chirimiri y no pasa . Al final todo saldrá bien, o como tenga que salir”. Respiré hondo y seguí con las tareas, que fueron muchas, pero menos pesadas sin el autocastigo. Dónde va a parar!

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