Este sábado tuvo lugar un eventazo de los que dejan huella. Sobre todo dentro de una misma. Emprende Extremadura era la cita de las que os hablé con tantas ganas. Pues bien, resulta que aquí servidora tenía que colocarse delante del público y contar su experiencia en el emprendimiento. Era la sorpresa para los asistentes. Aunque más que una sorpresa, conmigo se llevaron un flan! Ay qué nervios… No recordaba lo que se sentía!
Pero ahora, con la tranquilidad de estar a solas delante de la pantalla, quiero repetir esa oportunidad que me brindó Extremde y dejar por escrito la charla. Sobre todo los sentimientos. Para que podáis volver aquí una y otra vez. A buscar la reafirmación en el “no estoy solo”. A buscaros a vosotros mismos muy adentro.
Empiezo:
Hola. Me llamo Isabel García, tengo 25 años y vivo en Montijo, un pueblito de Badajoz. Soy licenciada en Comunicación Audiovisual desde 2007. Pocos meses después de licenciarme conseguí mi primer trabajo en la comunicación de una tienda eBay que cambié a los seis meses por una productora en Mérida, donde tuve un programa de radio durante diez meses. Esta empresa cayó, como han caído tantísimas en estos últimos años y yo fui al paro y volví a casa de mis padres.
A los dos meses y casi sin ser consciente, estaba montando PIPOL. Que no era PIPOL, claro. Era una cosa parecida que había que pulir mucho y que me exigía estar cada día a tope. Aprendiendo a mil por horas. Porque todo lo que aquí veis, TODO, lo he adquirido de forma autodidacta. Desde el diseño hasta la comunicación pasando por el manejo web. Ay mi madre! Si me lo llegan a contar salgo corriendo! Así que nada de pensar que estáis locos, que no podréis, o que no sabréis. Porque con ganas, siempre se puede y siempre se sabe.
A los seis meses, ya tenía un montón de diseños que yo pensaba que podrían gustar a alguien más que a mi. También tenía una idea más perfilada de lo que serían la tienda, los artículos y el blog. Pero lo que estaba claro, clarinete, es que mi bolsillo no podía dar de comer al proyecto. Así busqué la financiación en el pueblito también. En una pequeña empresita especialista en accesorios móviles y con miras al futuro. Nos pusimos con la primera producción y poco después, creo que era abril, asistíamos al parto de https://pipol-art.com, mucho más festivo que los que traen bebé, claro!
En este camino he encontrado dificultades. Anda, pues claro! Que emprender es trabajar, oiga, a ver qué va usté a pensá! La dificultad que más me hace sufrir pero que me da un gustirrinín tonto es la de ser malabarista: aprende esto, aplícalo más allá, en medio escribe y contesta correos y más tarde prepara rápidamente los pedidos… Vamos, que muchos días se te caen las pelotas.
Hay otras cosas un poco duras y muy distintas a lo que todos lo demás conciben como “normal”. Y esto es no tener un sueldo y no tener un horario. Al menos yo, por el momento, no tengo ni lo uno ni lo otro. “Oh dios mío! Y me quieres decir que esto te hace feliz?” Pues sí, señorita, así es. No es la mejor parte, pero así es mi tinglao.
En el momento actual, PIPOL-art está recibiendo los primeros golpes de suerte. Después de todos estos meses de comunicación online, del boca a boca de los clientes satisfechos, de las recomendaciones en redes y del resto de cosas que se necesitan para darse a conocer en este mundo 2.0, ya han llegado las primeras tiendas físicas a nuestra vida y cada vez más artistas quieren trabajar para hacer de PIPOL una galería fuera de lo normal. Aprovecho para daros unas gracias mayúsculas, aunque es una palabra que se me está quedado muy corta.
Pues está claro, no? Para ser feliz.
Mirad, todas nuestras vidas giran en torno a lo mismo (unos lo tenemos siempre presente, otros se dan cuenta tarde y otros muchos, por desgracia, nunca lo pensarán), el tiempo. Siempre he sido muy consciente del paso del tiempo y de la caducidad de mi vida (demasiado trascendental, no? Pero la mayor verdad del mundo mundial). Así que quería ser la dueña y gestora del mío. No quería formar parte de ese grupo, cada vez menos exclusivo, de personas “que viven los fines de semana y en agosto” (OyeDeb ha marcado mi existencia con esta frase), ni de las que celebran la llegada del viernes pero son incapaces de disfrutar del domingo porque llega el lunes.
Yo quería tener buenas sensaciones siempre, o al menos sensaciones constructivas. Si pasamos 8 horas dormidos y 8 horas en el trabajo (más las que tienes que apechugar extra), ¿¿¿tenía que conformarme con VIVIR, en mayúsculas, sólo un tercio de mi vida??? No. Definitivamente no quería.
(Ahora duermo 8 horas reventada de cansancio y trabajo bastante más horas, incluso días. Pero es que trabajar en lo que amas tiene poco de ese “trabajo” que conocía antes).
Esto era lo más importante para mí, era lo que quería. Pero es que por el camino me he dado cuenta de 3 cosas más que me llenan hasta el borde y que no sabía:
-El aprendizaje constante: digamos que tu empresita es tu pareja. En las parejas hay un momento burbujeante al comienzo y luego se llega a una especie de “mar en calma” (y menos mal, que con tanta mariposa en el estómago no se pué viví). Pues bien, tu empresa es tu pareja pero sin “mar en calma”. Ella no te va a permitir la rutina. Digamos que es tu novio más exigente! Y eso es precisamente porque a otro lado hay un montón de personas distintas deseando que los sorprendas. Para eso tienes que aprender, renovarte y reciclarte. Y aunque a veces es una enorme losa que presiona y presiona, también te regala esa sensación tan mágica que es aprender algo nuevo.
-El reconocimiento: cada uno de los productos de la tienda llevan tanto de mí que debería etiquetarlos con mi retrato. La mayoría son diseños míos, todos son subidos a la tienda por mi, yo soy la que estoy detrás de las redes sociales y también de los correos. Yo empaqueto los productos y se los dejo con amor a la señora de correos. Así que entre tanto YO, que vengas TÚ y compres algo hecho por MÍ para TÍ o alguien importante para TÍ, es una fiesta. Oye, que de todo corazón te lo digo. También me volvéis loquísima los que comentáis “qué bonito”, “me encanta” o mencionáis a alguien para que os lo compre. Si os tuviera delante os pegaba más besos en la frente que vuestras abuelas.
-El agradecimiento: me hace feliz recibir, y me hace muy feliz dar. Por eso me gusta escribiros un correo personalmente para saber si todo ha estado correcto. Si estaba a la altura y si queréis sugerir algo. Porque en los tiempos que corren, cualquier euro es una inversión cuidada. Y que gracias a esos eurelios tú estés haciendo realidad algo de lo que depende directamente mi felicidad, pues oye… No te digo más.
Y fíjate si todo esto me hace feliz que lo quiero triplicar! Así que ando metida en dos nuevos proyectos chiquitines. Ya te lo adelantaba aquí. Uno es en soledad, que ya me apetecía y el otro es en pareja. (Tú crees que saldré viva?)
Porque, queridos, emprender es duro,pero compensa.
Madre mía, corto y cambio. Lo que me gusta a mi una página en blanco.
Y ahora, venga… Escribidme algo! Si no fuera por las estadísticas pensaría que lo recorren bolas del desierto!
No crees que es un post estupendo para que saques un poquito de tí y nos pongamos a hablar? Estoy deseando!