Ayer a través de Facebook y con un diseño de lo más optimista os anunciaba que aquí la menda está de vuelta a la rutina laboral. Pero con unas ganas y un potenciá que da miedo.
Por eso me he propuesto compartír con vosotros los 4 pasos más útiles para volver al trabajo sin depresión ni ná. Porque esta fórmula, en agosto, tiene más demanda que los aftersun.
Ahí va:
1. Hacer listas de cosas nuevas: ya de primeras las listas son una cosa que divierten montón, a todo mundo gustan y además ilusionan un huevo. Esas cosas nuevas pueden ser proyectos, recetas, promesas similares a las del 1 de enero, metas profesionales, series adictivas, películas “que tienes que ver antes de morir”… Vale, acepto la lista de la compra como lista de cosas nuevas. Pero sólo porque es el primer día! Exprime tu cocorota y saca algo mejor, será un regalo para ti misma.
Yo soy de las de la lista de la compra. Pero también hice un nuevo horario con nuevas pequeñas cosas que me chiflan y otra lista con un par de nuevos proyectos emocionantes. Tú ya conoces la ilusión que hacen las cosas nuevas no? Imagina despertar con eso.
2. Regalarse algo cada día: y en este punto, frente a tu ordenador, tu voz interior dirá “Mira, monina, para saber que una se pone más contenta que unas castañuelas si todos los días le van a andar regalando cosas, no hace falta venir a leerte” y mi voz interior le contestaría a la tuya “Oye, darling, es que a lo mejor no te has parado a pensar que saltar de la cama y darse un paseo no da tanta pereza como imaginas. Y las calles, tranquilas, amaneciendo, son un remanso de paz muy parecidos a tus días de vacaciones” (mi voz interior es que es más poética que la exterior).
Claro, eso es! Después de un viaje de película (pronto os lo enseño) donde el sol se ponía en alta mar y amanecía hasta en cuatro países distintos, tener la increíble panorámica de una oficina-hueco de escalera es como que para cortarse las venas.
Así que me he propuesto el punto medio: despertar, caminar, respirar, observar y pensar a primera hora de la mañana. Mientras el pueblo “monta” sus calles. Y oye, pues te diría yo que me pongo al lío con ganas!
Hay muchos regalos posibles! Como santificar el refrigerio y la tapa a mediodía o la cena con amigos al atardecer. Tiene que haber alguna forma de mantener eso que te hizo feliz en vacaciones!
3. No olvidarse del verano: Sí, sí, que no tiene nada de evidente, eh? Que empezamos con el “puag, se me acaban las vacaciones”, “vaya mierda, al curro ya y fulanito de vacaciones”, “joé qué asco que se me va a quitar el moreno allí metía“.
Tiene insultos mil el trabajo veranil.
No te hagas mala sangre, mujé. Que tú vuelves al trabajo, sí, y eso pues es bastante parecido en agosto, octubre y hasta en enero. Pero lo que no tienes el resto de meses al terminar la jornada son un montón de horas de luz, las terrazas llenas de gente refrescando el body, tus amigos dispuestos siempre a una cena al aire libre, un fortuito baño nocturno, la brisa que viene a salvarte del bochorno del día… No me digas tú! Si es que no hay color! Todo junio llorando la llegada del summer y lo vas a repudiar ya en agosto? No, hombre, no. Disfruta de la época más alegre del año!
4.Vuelta a las vacaciones cada fin de semana: aquí se resume lo anterior pero en grandes dosis. Las vacaciones no siempre son viajes a la Conchinchina (bueno, depende de lo nutrida que ande tu billetera). Siempre hay sitios con encanto que están muy cerca de nosotros y a los que no nos molestamos en conocer. Son los Ned Flanders de los destinos!
De todos modos no hace falta moverse para sentir vacaciones. A veces hasta lo contrario: durante estos días de descanso oficiales estamos tan ocupados en exprimirlas al máximo (conocer sitios-hacer cosas sin parar) que de lo que más lejos estamos es del descanso y el tiempo para uno mismo. Así que la mejor tarea para estos findes de verano puede ser el auto-mimo.
Actividades que le quedan muy bien a los días sábado y domingo son:
-Piscineo: mantén el moreno a raya librándote de la molesta arena y de las madres que llaman a Josuáaaaaaaaaaaaaa para comer.
-De Sibarita por la vida: probaste durante esas vacaciones que se han esfumado un cóctel de frutas que eso era gloria divina, o una paella de calidad que clamaba al cielo? Anda, ve al súper y date un homenaje. Tu instagram también lo agradecerá.
-Quien tiene un pueblo tiene una alegría: ya te lo decía Aquarius que es bastante más importante que yo. A tu pueblo, al de tu madre, al pueblo de tu novio o de tu amiga. Vete a un sitio donde las cabras estén más cerca que El Corte Inglés y disfruta de eso tan de moda que es la slow life. Conecta con la naturaleza cual Avatar.
-Tiempo extra para lista de cosas nuevas y las pequeñas cosas que te hacen feliz: con lo difícil que es organizarse, puede que nuestras listas de cosas nuevas queden un poco desatendidas. Por eso llegan después de cada viernes los salvavidas sábado y domingo. Es el momento de hacer aquello que te hace sonreír a lo colegiala enamorada: libros, pintura, pelis, deporte, cocina, compras, largos paseos… NADA.
Sí, pienso desmontarte todo este testamento: a menudo las vacaciones son no hacer NADA. Pensar NADA. Hablar NADA. Preocuparse NADA. Y hacer de todo, NADA.
Reivindica tu derecho a la pereza más absoluta. Lo que sea. Pero no te amargues por volver al currelo. Que en estos tiempos ya hay demasiadas personas de vacaciones “forzosas”.
Feliz de volver a estar con vosotros! Hasta muy pronto!
(y si ya me dejas un comentario, me marco un zapateao)