Muchos de vosotros habréis despertado con un correo en vuestra bandeja de entrada que comparte título con este post. Sí, estaba “de domingo” y quería regalaros las mejores palabras que he ido acumulando estos meses, precisamente ahora que 2014 se va, el año de TODO, y llega otro del que no puedo decir NADA, excepto que es incertidumbre.
También sois ya muchos los que estáis al otro lado de este blog y de los que no tengo ningún dato (muy mal, dime ¡Hola! en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest o en ). Aunque no es necesario. Se cree WordPress que con números y estadísticas de lectores me deja fría. Pero de eso nanai. Yo leo más allá, sois mucho más! Así que a vosotros también, estas palabras:
“Aún le quedan unos minutos al domingo mientras escribo este correo. Ese día de la semana que dejé de odiar cuando PIPOL-art empezó a ser mi trabajo y a llenar cada rincón de mi rutina. Rutina que, pensándolo bien, ya no existe en ninguna jornada…
Llegadas estas fechas, todo el mundo (al menos en mi mundo) se alegra por el año que está entra, cumple con la tradición de los nuevos propósitos, coloca sus esperanzas en los meses que están por venir y lo remata todo con una coz al año que termina.
Yo que soy muy de filosofar (a lo pobre, vaya), he pasado el día desentrañando los 365 que llegan a su fin. Uno a uno. Ha sido como ponerme una película (que duraba mucho más que El Señor de los Anillos, Harry Potter y Torrente multiplicadas por 3) y esperar al final para escribir la crítica.
Cuando he llegado a los créditos todo estaba muy claro: tenía que venir a la bandeja de entrada y escribir un texto que después enviaría personalmente a cada uno de los que estáis leyendo esta frase ahora. Con la clara intención de dar las gracias más grandes y más sinceras que pudiera transmitir en palabras.
Mirad, en enero de 2014 yo aún era locutora de radio en una emisora de Mérida. Tenía unos compañeros que eran gloria bendita y el trabajo más surrealista del mundo. Creedme. Y aunque lo uno compensaba lo otro, al final todo se vino a pique (como era de esperar). Fue entonces que nació PIPOL.
Poco después llegabais vosotros, mágicamente. Era marzo y a mí venían los auténticos Reyes Magos.
Perdonad el rollo sentimental, menos mal que no estaréis cuando se me resbale la lágrima al final de este leñazo que estoy escribiendo. Pero eh, lo siento, tenía que decirlo.
Si alguno de vosotros ha llegado hasta esta línea, me daré por satisfecha. Os suelto ya la mayor cursilería que quizá haya escrito nunca: me habéis enseñado lo más grande. En serio. (¡Y yo que pensaba que eso lo habían hecho mis ex-novios!) Ahora sé lo que se siente trabajando mucho, dando absolutamente lo mejor, aprendiendo un trillón de cosas nuevas, haciendo malabarismo y pino puente en la misma operación… Ahora conozco qué es que alguien se lleve un pedazo de ti y encima te haga feliz.
Yo no sé qué será de mí, ni de PIPOL-art en 2015. (¡Madre mía, 12 meses es muchísimo tiempo!) Pero soy plenamente consciente de lo que ha sido 2014: el año que no tuvo 365 días, sino personas con nombre y apellido que conocisteis mi trabajo, hablasteis de él, quisisteis formar parte o lo incluisteis en vuestra vida en forma de producto.
Porque lo hemos vivido, lo hemos pasado y forma parte de lo que somos, yo digo:
Si estás de acuerdo con celebrar lo que hemos vivido, descarga la imagen directa a tu ordenador o a tu móvil y úsala para felicitar las fiestas a toda la “pipol”.
Te vuelvo a dar las gracias y te pido un favor: el nuevo año no me va a gustar nada si no volvemos a pasarlos juntos. Así que… quédate!
Mis mejores deseos,
Isabel García.
(Nuestro diseño está acompañado de un precioso fondo navideño ilustrado por Carmen del blog http://www.milowcostblog.com. Puedes descargarlo para tí aquí: http://www.milowcostblog.com/2014/12/recursos-molongos-estampados-navidenos.html)
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