Como os adelantaba en instagram, quería venir aquí a contaros mi viaje. Más que el viaje, las sensaciones. Y más que contar, enseñar, con algunas de las preciosas fotografías de Emilio (yo pasaría a denominarlo darling en adelante, pero él se opone férreamente). Aprovecho para dejaros por aquí su Tumblr y su Instagram. Os va a gustar tanto como me gusta a mí (bueno, supongo que a mi me gusta bastante más ; ) )
Viajé con Emilio y su familia, que a mi la tienda no me da todavía para hacer de Willy Fog, (aunque agradezco cada euro que me dedicáis como si fuese un billete de 500. Os lo digo con la mano en el corazón) en un crucero por Venecia, Split (Croacia), las islas griegas de Corfú, Santorini y Atenas y con llegada a Estambul. Total, que 8 días de fliparlo con total intensidad.
El caso es que todo empezó con un vuelo Madrid-Venecia. Como siempre (siempre, siempre, siempre) yo con el catastrofismo agarrado a mis entrañas, analizando cada ruido del avión al despegue, segura que de todos eran anormales y clavando las uñas en el asiento porque ese avión “iba a aguantar 5 segundos en el aire y después se iba a desplomar dejándonos sin vida”. Ahí es nada, la tía valiente, eh?
Como podéis imaginar, porque no os escribo desde el más allá (sólo desde más allá de la escalera), el avión pudo con todos los elefantes que íbamos dentro (un piloto súper majo nos hizo la equivalencia entre toneladas y elefantes, nada alentadora para mí) y llegó a Venecia enseñándome estampas tan increíbles como ésta:
Venecia desde el cielo. Ahí se ve nuestro barco en el puerto. Al día siguiente atravesábamos ese canal en una de las salidas de puerto más bonitas de todo el viaje. He grabado imágenes como esas en mi mente mucho más fuertemente de lo que lo podría haber hecho cualquier cámara.
(Yo sé que puedo ir a la guillotina de bloggers por poner fotos de distintos tamaños. Disculpad, pero algunas vienen de Instagram con ese marco blanco que tan bien les queda y aquí no se ve)
Después de Venecia, la bonita ciudad de Split, en Croacia, y más tarde Corfú, Santorini y Atenas, en Grecia.
Split, Croacia.
Corfú, Grecia.
Imaginarse marinero en Corfú.
Fira (Thira), Santorini.
Vistas desde una de las terrazas-mirador de la ciudad de Fira (Thira) en Santorini. La llegada a esta isla volcánica fue un auténtico espectáculo. Era tan sumamente hermoso que no podía dejar de sonreír.
Atardece en el puerto de Fira, Santorini. El sol está detrás de las farolas, no es luz eléctrica. Ya te lo decía: es mágico.
Acrópolis, Atenas.
Partenón. Sin palabras.
Y llegamos a Estambul. No sin antes unas puestas de sol espectaculares en alta mar. De verdad, qué mundo más bonito éste! (Y pensar que esas cosas ocurren cada día aunque nadie, y pese a que nadie, esté mirando!).
Estambul ha sido la ciudad que más me ha gustado. Es cierto que Venecia es completamente increíble, bellísima y fuera de toda normalidad. Pero es que todos conocemos un poco Venecia por películas o fotografías. Y aunque estar allí, ver su luz, oler sus canales y comer pasta en una calle sin turistas (alguna hay) es muy especial, no me negaréis que el factor sorpresa nos lo han matado y rematado.
Sin embargo yo no tenía imágenes de Estambul más allá de las muchas de Santa Sofía de mi libro de arte que, por suerte, había olvidado. Así pude volver a sorprenderme en directo.
De verdad, esa ciudad es pura magia (me repito nivel ajo de salmorejo, pero es que es la denominación más acertada). Es contraste, es paradoja y es belleza. Es la puesta de sol más bonita que he visto jamás.
Había que superar el calor de alguna forma…
Las mezquitas recortan todos los cielos y embellecen todas las imágenes.
Santa Sofía, cuántas veces te estudié confiando en que aparecerías en mi examen de selectividad.
Es una fortuna poder viajar. Y supongo que para viajar nos hemos inventando mil formas de hacer fortunas.
Podéis entender ahora que después de un “paseo” así durante las vacaciones, una tenga que pensar cómo no venirse abajo, no?
Y a vosotros, os dado el verano algún nuevo lugar del que enamorarse?